Y es que ya no tienes edad…

me dice mi hermano, y que avive el seso.

Él, que me enseñó, antaño, a ser joven,

pero yo, las hormonas o su eco,

sigo luchando por alcanzar puerto,

la testuz con orgullo germinal,

peleo con ciervos en campo abierto,

me presento a castings de semental.

No soy yo, es, tal vez, la carne,

cromosoma-y, nuez de Adán,

impulso y hálito vital.

Y es que ya no tienes edad…

me digo a mí mismo, incapaz

de parar. Es más fuerte que yo

y hago trepadas por los riscos,

me cargo de hormonas y embisto.

En mi defensa diré:

No era yo, señor juez,

era la carne,

que vivía,

No era yo, señor juez,

era la carne,

que luchaba,

era la carne, 

que gemía,

en mí.


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